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Foto del escritorPsic. Jael

Arteterapia: una travesía por el inconsciente

"Y cuando las puertas de la percepción se abran, entonces veremos la realidad tal cual es: infinita" - William Blake

Desde que somos niños el juego creativo y la imaginación es nuestra constante. Somos seres que aprendemos y conocemos por medio del juego. A veces desde la diversión otras veces desde el deber. En mi infancia me interesé mucho por la literatura, mis padres solían leerme cuentos y novelas que llenaban mi interior de símbolos, mitos, narraciones y cuentos. Agradezco a mis padres compartirme las llaves para abrir el mundo de la imaginación.


En los últimos años por ejemplo encontré en la danza un hermoso espacio para conectar con mi cuerpo y descansar un poco del mundo intelectual. Es decir la danza como una terapia para equilibrar los espacios de mi vida. No podemos estar solamente en el plano de la mente.


Ese eterno presente de un niño jugando en un jardín infantil, creando y destruyendo posibilidades, es un ejercicio que olvidamos en los juegos complejos que creamos en la medida en que vamos creciendo. Dejamos la autenticidad y la cambiamos por la preocupación, por el estatus, el rendimiento, el éxito, o el progreso. Retornar a nuestra capacidad creativa es fundamental para la vitalidad, pero sobre todo para darle forma a nuestras experiencias.


La arteterapia como herramienta desde la psicología profunda, es un espacio para todas las posibilidades creativas: pintar un cuadro sobre la relación con nuestros padres, danzar el dolor que nos ha generado la muerte de un ser querido, cantarle una canción al despecho, crear una escultura sobre nuestras máscaras, escribirle una carta al amor propio o hacer unos títeres para reírnos de nuestros miedo. En el Arte nada está prohibido y un multiverso de posibilidades se dibuja en el horizonte.


El arte es un medio para conocernos a nosotros mismos, para comunicar lo que somos, pensamos y sentimos. Para desahogarnos, para encontrar claridad, o simplemente para conectar con el placer de crear. Michel Focault en una de sus últimas entrevistas planteo “De lo que se trata es de hacer de la propia vida una obra de arte”


De esta manera, nos apropiamos del arte para recuperar nuestro poder, darle forma a nuestras fantasías, imaginaciones, sueños y pesadillas. La arteterapia es una conexión con nosotros mismos, para reconocer las herramientas que tenemos: nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestras manos, los sentidos o el tacto, por ejemplo. Hacer arte con lo que hay, con lo que se nos ocurra, es un ejercicio que nos invita a ver la vida como un lienzo en blanco donde somos el tejido y somos creadores.


Los artistas contemporáneos como Frida Khalo o Dalí, nos invitan a crear desde lo profundo de nuestros miedos, deseos, alegrías y tristezas. Crear cosas extrañas, con o sin sentido, con o sin forma, bello o feo. Pero crear. En este sentido todo lo que nuestro cuerpo puede hacer en el espacio externo, de una u otra manera moviliza nuestro mundo interior.


Desde la psicología profunda el arte se convierte en un método de investigación sobre nuestras relaciones más significativas, nos acompaña en nuestros procesos y preguntas, y sobre todo nos permite expresar más allá de los límites de las palabras.


La obra de arte no es consciente del todo. Siempre nos sorprende, va más allá de lo que esperamos, está en movimiento y nos permite interpretar nuestro pasado, memorias, y aquello que se oculta a la luz de la consciencia.


La arteterapia es para todos, no solo para artistas en formación. La arteterapia es para los niños interiores que nos habitan. Para nuestro espíritu intuitivo. Para nuestra alegría. A lo largo de un proceso de acompañamiento profesional podemos descubrir grandes capacidades y sensibilidades artísticas que muchas veces desconocemos.


En los acompañamientos con arteterapia que he realizado en los últimos años con niños y adultos, he descubierto una forma dinámica de movilizar bloqueos emocionales, encontrar sentido, cerrar ciclos y sobre todo generar una conexión más profunda con el cuerpo: el movimiento de la danza, la exploración gestual del teatro o la relación con nuestras manos en la pintura. Considero que en cada persona hay intereses o capacidades que solo descubrimos cuando nos atrevemos a explorar.


La arteterapia es un proceso de metamorfosis, es el ejercicio del gusano que recoge elementos del ambiente, como hojas verdes, para fusionarse en su cuerpo, y durante un tiempo morir… para renacer con alas. En este sentido la arteterapia, no solo es un ejercicio de consultorio, es también una práctica existencial donde apreciamos la estética de la vida tal y como se nos presenta: en constante transformación.


@Psic. Jael


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